Sep 19, 2023 | Concepta | 0 Comentarios

Recuerdos del 19S de 2017: testimonio coral del desastre

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Antony Flores Mérida

Escrito por Antony Flores Mérida

El presente texto fue elaborado a partir de distintos testimonios, por lo que su autoría, si bien se sugiere anónima, en realidad es resultado de múltiples voces que se coordinaron y articularon desde los primeros momentos de la tragedia del 19 de septiembre de 2017. Su esfuerzo y trabajo ocurrió a distintos ritmos, desde variadas plataformas, espacios y tiempos, no solo a través de lo sociodigital sino, sobre todo, en el desastre: los edificio derrumbados, los albergues saturados, los acopios desbordados, el país removido. En la búsqueda de que su dedicación no sea olvidada, recuperamos estos fragmentos y los presentamos como una sola voz que sintetiza la respuesta ciudadana ante la tragedia.

 

A veces recuerdo esos días y no entiendo cómo pasaron tantas cosas en tan poco tiempo. Por ejemplo, el día del terremoto yo estaba en Polanco porque tenía que hacer los trámites para una Visa, estaba por irme del país, era una oportunidad muy importante para mí, estaba nerviosa y emocionada. Regresaba de mi trámite comiendo un helado y me quedé esperando un poco afuera del Metro Auditorio. No quería entrar porque el helado se me iba a derretir. Justo en ese momento empezó a temblar.

Me quedé ahí, en pleno Reforma, se habían perdido las comunicaciones y no tenía cómo moverme así que me puse a caminar. Se me ocurrió contactarme con uno de mis amigos que vive por la Roma. Me contestó muy agitado así que le pregunté si estaba bien. Estaba corriendo, tenía que ir por su hijo a la escuela, ¿te imaginas? Él trabaja en cuestiones de informática y dejó tirado todo para ir corriendo a la escuela de su hijo. Cuando le marqué él estaba pasando frente a los derrumbes. “Huele mucho a gas” me dijo, “la gente está corriendo y hay edificios caídos”. De verdad que no le podía creer. Me dijo que luego me marcaba. Me quedé pensando cómo me sentiría si tuviera un hijo o hija en la escuela y estuviera como él, corriendo entre los edificios derribados por el sismo.

En eso me llegó la noticia de que el edificio en el que yo vivía, en la Narvarte, se había caído. Lo primero que se me ocurrió fue preguntar en Twitter si alguien estaba cerca y podía verificar el derrumbe. Estaba preocupada, tenía una “roomie” y ella seguro estaba en el edificio, pero no podía comunicarme con ella. Un ciclista que iba pasando, no recuerdo quién era, pero tomó una foto y me respondió que todo estaba bien.

Aunque hacer llamadas estaba imposible, el internet del teléfono no se me fue así que empecé a reportarme con la gente que conozco por WhatsApp, preguntando cómo estaban. Tenía algunos contactos de la universidad, de cuando andábamos en el movimiento, y empezaron a reportarse. Después de varios años de activismo ya sabíamos que cuando pasaba algo teníamos que reportarnos y, si alguien necesitaba ayuda, podíamos organizarnos para ir corriendo a ver cómo apoyarlo. Pero todos estábamos bien. Luego los colegas de trabajo, algunos ya andaban pensando cómo acopiar víveres para los albergues porque estábamos viendo en redes que esto era gigantesco.

Justamente a alguien en esos grupos se le ocurrió hacer un mapa, en Google, y nos mandó el enlace. La idea era que si andábamos en la calle y veíamos algún daño, lo pusiéramos en el mapa. Yo, la verdad, sé muy poco de tecnología, pero algunas personas que conozco sí saben cómo moverse en ese ambiente y les empecé a mandar fotos de donde andaba.

Pero no era suficiente y en cada grupo de WhatsApp todos sentían lo mismo, lo estaban diciendo. Para la noche, apenas empezábamos a imaginar el tamaño del desastre. ¿Qué podíamos hacer? No lo sabíamos.

Dos amigos que son pareja empezaron a mandar mensajes, yo la conocía a ella porque es ambientalista y a él porque anda metido en activismo político. Habíamos coincidido en foros, cosas por el estilo. Resulta que conocían también a uno de mis amigos de sistemas, programador. Y todos preguntaban lo mismo, ¿qué podíamos hacer? Yo pensaba que las redes iban a ayudar pero de pronto todo era ruido, un caos, en las calles y en las redes.

Fue justo el esposo de esta amiga ambientalista quien dijo que teníamos que juntarnos en algún lugar. Alguien propuso su casa, pero era en Coyoacán y lo primero que pensaron algunos es que había que estar lo más cerca posible de las zonas afectadas. De pronto alguien mencionó Horizontal, lo estaban ofreciendo para que nos reuniéramos a la mañana siguiente.

Cuando llegué ya había varias personas ahí. Me sorprendió que mi amigo, el que mandó el mapa de Google ya estaba ahí, también la pareja de esposos activistas. Yo le mandé un mensaje a mi amigo programador, me dijo que en su trabajo le habían dado el día por el sismo y que me alcanzaba en un rato. ¿Puedo invitar a más gente? Me preguntó, cuando le hice la misma pregunta a los que ya habían llegado dijeron que sí, que entre más manos, mejor. “Tráete a tu gente” le dije.

—¿Qué vamos a hacer? —me preguntó entonces.

—No sé, no sabemos, pero algo se nos va a ocurrir.

—Le diré a mi equipo que me alcance allá, sólo mándame la ubicación— y nos despedimos.

Empezamos a platicar, lluvia de ideas. Mi amigo el del mapa dijo que él estaba haciendo eso pero que tenía problemas, la gente no sabía cómo utilizarlo y de pronto también era un caos.

—Tenemos que organizar la información, sólo así vamos a poder ayudar, sólo así la gente va a poder ayudar —dijo uno de los asistentes.

Saqué una libreta, nos juntamos en una mesa y empezamos a pensar cómo armar todo. Cuando llegó mi amigo el programador y nos vio en los teléfonos y las computadoras y anotando todo en libretas no lo podía creer. Volvimos a armar una reunión, nos dijo que si queríamos que esto funcionara teníamos que producir datos de una manera en que la gente pudiera consultarlos, pero también, alimentarlos, ayudar. ¿Sabes qué decidimos? Armar una base con la información. Empezamos a llamar a amigos que andan en organizaciones, en gobierno, en la calle, para que nos ayudaran.

No era ni medio día y ya éramos más de veinte poniéndonos las pilas. Y cada uno de nosotros empezó a llamar a más gente. De pronto, nos dimos cuenta que necesitábamos también tener un nombre para empezar a difundir en redes, para que la gente nos encontrara.

—¿Cómo nos vamos a llamar? —dijo alguien mientras hacíamos un círculo rápido en medio de la sala.

—¿Qué les parece hashtag Verificado 19 S? —cruzamos algunas miradas entre nosotros, sonaba bien— ¿Todos a favor? ¿Alguien en contra? –no tuvimos que decir más.

—Es un hecho, nos llamaremos #Verificado19s.

Para la noche del día después del sismo ya habíamos llenado una bodega y un camión con víveres, teníamos un nombre, estábamos haciendo una base de datos y levantando un sitio web. Yo no sé casi nada de tecnología pero busqué gente, ofrecí ayuda, di mi opinión. Algunos dicen que salvamos vidas. Que la llamada que hiciste, el camión de víveres que mandaste a tal o cual lugar, sirvió para salvar vidas. Yo no lo sé. Sigo sin entender cómo pasaron tantas cosas en tan poco tiempo.

Verificado19s fue un movimiento ciudadano que, mediante el uso de redes sociodigitales, buscó reducir la incertidumbre en el momento de la tragedia. Imagen generada mediante Dall-E (Bing)

Verificado19s fue un movimiento ciudadano que, mediante el uso de redes sociodigitales, buscó reducir la incertidumbre en el momento de la tragedia. Imagen generada mediante Dall-E (Bing)

El texto aportado líneas arriba forma parte de la tesis de grado Redes de Movimiento: #Verificado19s, formación y transformación de actores colectivos a través de campañas de acción digitalmente mediada (Flores Mérida, 2021)

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